Mis abuelos viven en un pueblo muy pequeño cercano a la montaña, donde hay un lago precioso en donde es habitual ver cisnes nadando. Es un lugar encantador para caminar y disfrutar de la vida en el campo, pero existen pequeñas incomodidades al existir pocos servicios, por ejemplo, no hay una parada de autobús cerca que te lleve a la ciudad.
En el pueblo solo hay una pequeña tienda de ropa, una panadería y un mini supermercado. Cuando se necesita ir al hospital hay que desplazarse a la ciudad más situada a catorce kilómetros.
En invierno es frecuente que llueva y haya dificultades para viajar en el coche, pero los niños se alegran porque a veces se libran de ir al colegio.
No obstante es un pueblo muy agradable para vivir y disfrutar de una vida donde abunda la calma y la naturaleza, no como en las grandes ciudades.