Hace muchos años en la antigua China, vivía una bella joven llamada Mulan. Vivía con sus papás y con su perro al que llamaba Hermanito.
El Papá de Mulan había sido un gran guerrero, pero hirió su pierna durante una batalla.
Ya que no tenía hermanos, Mulan sentía la responsabilidad de mantener el honor de la familia.
Un día, un hombre llegó a la aldea con noticias del Emperador. Los Huno, enemigos de China, habían invadido.
El Emperador ordenó que un hombre de cada familia se uniera al ejército imperial. El Papá de Mulan debía luchar una vez más…
Mulan sabía que su Papá ya no tenía las fuerzas de luchar. Y esa misma noche, tomó una gran decisión.
Después de orar a sus ancestros, se cortó el cabello con una espada. Y luego se puso el uniforme de su Papá.
Mulan montó el caballo de su Papá – Khan. Y así, vestida de hombre, se escabulló mientras todos dormían.
Se apresuró para tomar el puesto de su papá en el Ejército Imperial. De una o de otra forma, haría algo que brindaría honor a su familia.
Cuando Mulan llegó al campo de entrenamiento del Ejército Imperial, conoció a al Capitán Li Shang. «¿Cómo te llamas?» le preguntó a Mulan.
«¿Mi nombre? Es, eh… ¡Ping!» dijo Mulan. Para la sorpresa de Mulan, ¡Shang y todos los demás soldados creyeron que ella era un hombre!

Shang se esforzó mucho para enseñarle a sus soldados a ser fuertes y disciplinados.
El entrenamiento no fue nada fácil para Mulan; y frustrado, Shang le pidió que regresara a casa.
Para ganarse el respeto de los soldados, Mulan logró subir a un poste muy alto y tomó una flecha que estaba en la punta.
Eso era lo más difícil del entrenamiento, ¡y Mulan lo había hecho!
Mulan iba acompañada de un dragón llamado Mushu, enviado por los Ancestros; y también por un grillo llamado Cri-Kee.
Juntos, escribieron una carta falsa que ordenaba a Shang y a sus soldados a que fueran tras los Hunos.
Esa sería la oportunidad perfecta para que Mulan hiciera algo para honrar a su familia.
Siguiendo las ordenes del mensaje, Shang guió a sus soldados hacia las montañas. De repente, el ejercito entero estaba rodeado de miles de Hunos.
A Mulan se le ocurrió algo.
Tomó el último cañón que tenían; y usó el fuego de Mushu—el dragón—para encender el fusil. El cañón causó una gigantesca avalancha de nieve que cayó sobre los Hunos.
Aún con los Hunos bajo la nieve, no estaban fuera de peligro. La avalancha avanzaba directo hacia Mulan y sus amigos.
Khan, el fiel caballo de Mulan, fue al rescate. Ella lo montó, y logró rescatar a Shang antes de que quedará enterrado bajo la nieve.
Mulan fue herida durante la batalla. Al curarla, un médico se dio cuenta de que «Ping» era una mujer.
Debido al engaño, Shang no tuvo otra opción más que expulsar a Mulan del ejército.
Mulan se quedó sentada con Khan, Mushu, y Cri-Kee en medio de la nada. Sintió que había defraudado a su familia, y a ella misma.
Pero de repente, escuchó voces de los Hunos.
Mulan corrió hacia la Ciudad Imperial para advertir a Shang. «¡Los Hunos están vivos!» dijo Mulan. «¡Están en la ciudad!»
Pero Shang no podía creerle a Mulan, ya lo había engañado antes. Mulan intentó alertar a otros, pero nadie le creyó.
El líder de los Hunos, Shan-Yu, capturó al Emperador; pero Mulan y Shang lo rescataron.
Furioso, Shan-Yu persiguió a Mulan por el techo del palacio – justo como ella lo había planeado.
Mulan tomó la espada de Shan-Yu y la usó para sujetar a su abrigo en el tejado. Como Shan-Yu no se podía mover, Mushu y Cri-Kee le lanzaron un cañón.
La fuerza de la explosión lanzó a Mushu y Cri-Kee al aire. Mulan y Shang cayeron juntos al mismo tiempo que los fuegos artificiales llenaban el cielo de luz y color.
Todos celebraban. ¡Los Hunos habían sido derrotados, y la Ciudad Imperial estaba segura!
El Emperador estaba inmensamente agradecido con Mulan. «Nos has salvado a todos» – dijo. Y después algo extraordinario sucedió: El Emperador se inclinó ante Mulan.
Al ver lo que hizo el Emperador, todos en la plaza se inclinaron ante Mulan.
El Emperador le pidió que fuera parte del consejo, pero Mulán sabía que era hora de regresar a su familia.
En su casa, Mulan le dio la espada y el emblema del Emperador a su Papá.
«El mayor honor y obsequio, es tenerte a ti como hija» – dijo su Papá. «Te extrañe tanto».
«Disculpen. ¿Mulan vive aquí?» – dijo Shang. Trajo con él, el casco de Mulan… y ella lo invitó a quedarse a cenar.